No todo florece en abril. A veces hay que esperar con un tin de paciencia. Esperar el primer aguacero de mayo para ver cómo el campo se viste de verde.

Este año, todo ha llegado un poco más tarde —incluso ese primer aguacero que tanto anhelamos— como si la naturaleza quisiera recordarnos que no sigue calendarios, sino ciclos.

Y finalmente mayo llegó con su lluvia, con ese olor a tierra mojada que tanto me recuerda Nicaragua, y nos recuerda una vez más por qué elegimos este camino… o, como siempre creímos, por qué este camino, esta chacra, nos eligió a nosotros.

Este mes celebramos 11 años de Finca Tungasuk. Once años de aprendizajes, de intentos, de cosechas generosas; de lluvias abundantes y de sequías que nos enseñaron a mirar más profundo. Muchas semillas han florecido —no siempre cuando lo esperábamos, pero sí cuando estaban listas.

Hoy seguimos aquí, con la misma convicción de siempre y también con nuevas y viejas ideas que nos llenan de ilusión.

Una finca orgánica está viva, tiene que estar en constante movimiento. Y nosotros también: creciendo, adaptándonos, buscando nuevas formas de nutrirnos y de caminar junto a otros. No todo ha florecido cuando hemos deseado. A veces hay que atravesar la sequía de abril, aprender a esperar la lluvia sin apuro y confiar en que cada esfuerzo, cada cuidado, dará fruto a su tiempo.

También hemos comprendido la importancia del compostaje. Para nutrir y dar vida, hay que dar espacio a los procesos de muerte y transformación. El eje tierra-muerte-renacimiento siempre está activo aquí. Es parte de la energía que sostiene este lugar, un pulso propio de la naturaleza.

Como el compost, hay un tiempo de transformación silenciosa: procesos que parecen quietos y que pasan a nutrir lo que se está gestando. De allí que pasaran algunos añitos sin darle cariño a este espacio, mientras tocaba estar presente en cada proceso y vivencia sobre todo en los primeros años de Ceci. Pasamos a compartir en otros espacios para facilitar la comunicación de que estamos haciendo: como nuestro linktree

Hoy volvemos a escribir por acá, y mucho de lo que compartiremos viene de allí: de todo lo vivido, aprendido y sembrado en estos años. Gracias por acompañarnos —desde cerca o desde lejos— por volver, por confiar y por sembrar con nosotros.

Que cada ciclo nuevo traiga nuevas semillas por germinar y otros vean brotar a otras después de una larga espera.

Feliz Mayaya oh!** que cada paso que demos sea como la lluvia que llega justo a tiempo, trayendo vida y renovación. Gracias por ser parte de este viaje🌱Feliz Mayo.

*Mayo proviene de la diosa romana Maia, que era la diosa de la primavera y el crecimiento. Maia era considerada una de las deidades más importantes para los romanos, ya que simbolizaba la fertilidad y la renovación. Por lo tanto, el mes de mayo fue nombrado en su honor, como un tributo a su influencia en el renacimiento de la naturaleza.

**También existen varias versiones sobre el origen del Baile del Palo de Mayo. Entre las mas populares se mencionan, que tuvo su origen en Inglaterra donde los agricultores veneraban a la diosa “Maya” para que dejara caer las primeras lluvias en el mes de mayo para iniciar la siembra. Por lo tanto con la llegada de los ingleses a la Costa Atlántica, los esclavos negros fueron adoptando las costumbres de los ingleses y el baile del Palo de Mayo fue una de esas costumbres que se arraigó en la cultura negra.

Significado del Palo de Mayo